El Defensor de Derechos (abogado) debe contar con 3 herramientas personales sumamente importantes para el ejercicio de la profesión que son el conocimiento, experiencia y buenas relaciones; con ellas el abogado logra plantear distintas estrategias de ataque o de defensa ya sea dentro de un proceso o fuera de este. Posteriormente, al momento de ejecutar la estrategia, si llegara a fallar o no obtiene los resultados esperados, tiene una de respaldo con igual poder e intensidad que la anterior, el buen abogado es innovador, no hace lo mismo que plantean los demás, sino que va más allá de los simples métodos convencionales, asegurándose que prevalezca la justicia y la ética en cada vía de ataque que proponga.